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La Nueva Agenda Urbana: el error de dejar al mercado la solución de los desafíos y compromisos

La Nueva Agenda Urbana: el error de dejar al mercado la solución de los desafíos y compromisos

Ritaual de clausura del Foro Social de Resistencia Popular a Habitat III, QUITO, ECUADOR (20 Octubre 2016)

Mediante la Resolución 66/207 del 22 dic. 20111 , la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió convocar a la Conferencia Hábitat III sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, a realizarse  en Quito, Ecuador, del 17 al 20 de Octubre de 2016,  con el objetivo de examinar la situación urbana global y aprobar una Nueva Agenda Urbana.

Siguiendo los procedimientos de las Naciones Unidas la Asamblea General formó un comité preparatorio, abierto a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas. Dicho comité organizó diez grupos2  que dieron lugar a documentos de trabajo3 , reuniones y declaraciones temáticas4 . Como parte de este proceso se realizó también el Foro Mundial Urbano de Medellín (abril 2014), y las Prepcom I, Prepcom II y Prepcom III5 .

La Resolución de convocatoria marca la pauta de las preocupaciones de las Naciones Unidas, a ser trabajadas en el curso del proceso:

“ (…) Recordando además  el objetivo enunciado en la Declaración del Milenio y en el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 de mejorar considerablemente la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de barrios marginales para 2020, y el objetivo enunciado en el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (“Plan de Aplicación de las Decisiones de Johannesburgo”) de reducir a la mitad, para 2015, el porcentaje de personas que carecen de acceso al agua potable y al saneamiento (…)

(…) Expresando preocupación  por el aumento constante del número de habitantes de barrios marginales en todo el mundo, pese a haberse alcanzado la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relativa al logro de una mejora considerable de la vida de al menos 100 millones de habitantes de barrios marginales para 2020,

Tomando nota  del documento final de la Reunión Plenaria de Alto Nivel de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en particular el párrafo 77 k), en el que los Jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron a trabajar para que las ciudades no tengan barrios marginales, superando incluso las metas actuales, mediante la reducción de las poblaciones de los barrios marginales y la mejora de sus condiciones de vida, con apoyo adecuado de la comunidad internacional, y con ese fin dando prioridad a estrategias nacionales de planificación urbana en las que participen todos los interesados, promoviendo el acceso en pie de igualdad de los habitantes de los barrios marginales a los servicios públicos, incluidos la salud, la educación, la energía, el agua y el saneamiento, y a la vivienda adecuada, y promoviendo el desarrollo urbano y rural sostenible, y alentando al ONU-Hábitat a que siga prestando la asistencia técnica necesaria (…)

A partir del seguimiento de estas iniciativas y de estas preocupaciones, se puede afirmar que la realización de Hábitat III estuvo precedida de un amplio proceso de reflexión y de debate que a nivel de los países debió materializarse en la conformación de Comités Nacionales y en la elaboración de los Informes por país. Ello no obstante, este segundo paso se dio muy débilmente o no se dio. La movilización de los estados hacia Hábitat III y la participación de la sociedad civil estuvieron prácticamente ausentes del proceso, lo que llevó a que la discusión se llevara a cabo casi exclusivamente entre expertos al interior de círculos oficiales o semi - oficiales. 

Un primer acercamiento a la situación de las ciudades, marco a partir del cual debía desarrollarse la reflexión posterior, fue planteado por la Declaración de Nairobi (13 de Abril de 2015), que afirmaba lo siguiente: “Notamos que el proceso de urbanización en los últimos veinte años se ha ampliado y acelerado aún más, sobre todo en el mundo en desarrollo, de manera que para el 2050 se espera que al menos dos tercios de la población mundial viva en áreas urbanas. Además de ser fuentes y sitios de desigualdades y conflictos exacerbados, las ciudades también son centros de oportunidad y los conductores de la prosperidad”.

Meses más tarde, la Declaración de Montreal sobre Áreas Metropolitanas (6 y 7 de octubre del 2015), enfatizaba esta idea de la siguiente manera: “Vivimos en un mundo cada vez más urbano. Por primera vez en la historia, más de la mitad de la población del mundo vive en ciudades.  Para 2050, esta cifra alcanzará casi el 70%. En 1996, cuando se celebró Hábitat II en Estambul, el mundo tenía 2.600 millones de personas viviendo en áreas urbanas. Se prevé que en 2016, cuando la comunidad mundial se reúna en Quito para la Conferencia Hábitat III, esta cantidad llegará a 4.000 millones. Según la OECD, al finalizar este “siglo metropolitano”, la mayor parte del proceso de urbanización de nuestro planeta probablemente habrá concluido y para el año 2100, aproximadamente el 85% de la población mundial vivirá en ciudades. Esta urbanización acelerada es evidente en los países del Asia, África sub-sahariana y Latinoamérica”. La Declaración de Montreal sostenía también que el ascenso de las áreas metropolitanas y las desigualdades socio espaciales y económicas establecían desafíos significativos en las metrópolis.   

Para abordar los desafíos de las ciudades de hoy la nueva agenda urbana define tres pilares principales: La planificación, la legislación urbana y el financiamiento, que interactuando juntos proporcionarían el marco necesario para el desarrollo. De acuerdo con ello, una buena planificación urbana es fundamental para el desarrollo de inversiones rentables y sostenibles, basadas en una legislación adecuada y en finanzas sólidas, sin las cuales incluso los planes mejor diseñados nunca llegarán a buen puerto.  Sobre esta base, propone las siguientes variables principales: Población y urbanización, pobreza y desigualdad, y exclusión y segregación, ciertos compromisos, y un plan de acción.

Compromisos

  1. No dejar a nadie atrás; poner fin a la pobreza en todas sus formas y dimensiones;
  2. Afirmar los derechos ciudadanos; 
  3. Garantizar una Ciudad para todos.
  4. Promover economías urbanas sostenibles e inclusivas; lograr la igualdad de género;
  5. Sostenibilidad del medio ambiente en materia de tierra energía.
  6. Aprobar y poner en práctica políticas de reducción de riesgos de desastres.

Plan de Acción

Economía Urbana

Item 45:  Economías urbanas dinámicas, sostenibles e inclusivas.

Item 46:  Vivienda social y PSH como dinamizadores del desarrollo económico

Item 58 : Entorno propicio para la actividad empresarial sobre la base de los principios de sostenibilidad ambiental y prosperidad inclusiva.

Desarrollo Urbano y rural sostenible

Item 27:  Acceso equitativo a la ciudad

Items 26 y 49 : Desarrollo urbano y rural centrado en las personas, que proteja el planeta (considera edad, género y cuidado del planeta) / Ordenamiento y uso sostenible de los recursos naturales y la tierra.

Gestión territorial

Item 69 : Función social y ecológica de las tierras.

Item 71 : Gestión sostenible de los recursos

Item 72:  Planificación urbana y territorial

Item 74:  Gestión racional de los desechos

Item 75:  Construcción eficaz desde el punto de vista energético

Items 65 -  67 - 73 - 77:  Ordenamiento sostenible de los recursos naturales en las ciudades y los AAHH de una forma que proteja los ecosistemas urbanos mediante estrategias de reducción de riesgos de desastres/ Espacios públicos de calidad, resilencia frente al cambio climático y desastres/ Uso sostenible del agua/ Resilencia de ciudades con el marco de Sendai.

Mitigación y adaptación al cambio climático

Items 79 - 74 - 50:  Mitigación y adaptación al cambio climático, temperatura mundial x debajo del 2oC luchando porque no pase se 1.5/ Uso de la Energía renovable/ Conectividad, transporte y movilidad sostenibles.

Defensa de los espacios públicos

Items 37 y 51 : Espacios públicos seguros, inclusivos, accesibles, verdes y de calidad/ Espacios públicos seguros, integradores y sostenibles

Vivienda, servicios y equipamientos

Items 32 - 33 - 35 - 36:  Desarrollo de políticas y enfoques habitacionales integrados/ Promover políticas de vivienda a nivel nacional, sub nacional y local orientadas a la realización progresiva del derecho a la vivienda adecuada/ Aumento de la seguridad de tenencia para todos/ Accesibilidad a las personas con discapacidad.

Item 34:  Acceso equitativo y asequible a infraestructura física y social básica sostenible, para todos.

Item 55:  Servicios públicos adecuados que garanticen ciudades saludables

Instrumentos para la gestión urbana

Item 15:  Trabajar en pro de un cambio de paradigma urbano:

  • Reorientar la manera de planificar, financiar, desarrollar, dirigir y gestionar las ciudades y AAHH propendiendo a un desarrollo urbano sostenible
  • Reconocer la labor rectora de los gobiernos nacionales en la definición y aplicación de políticas urbanas inclusivas y eficaces.
  • Enfoques de desarrollo urbano sostenible centrado en las personas.
  • Fortalecimiento de la gobernanza urbana
  • Reactivación de la planificación
  • Marcos e instrumentos de financiación eficaces, innovadores y sostenibles.

Los Temas en Debate

Las principales variables que propone Hábitat III, comparables con las de la Cop 21 y las de Sendai, y que están sintetizadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (respetando la especificidad de cada uno de los espacios a los que se hace referencia) continúan siendo, a pesar de los esfuerzos realizados hasta este momento por el sistema de Naciones Unidas, desafíos sin respuesta, más aún cuando, no están acompañados de indicadores precisos que comprometan de forma real a los estados.

Con relación al primer tema, pobreza y desigualdad, el documento preparatorio6  del 31 de mayo del 2015, señala lo siguiente: “La urbanización ofrece la posibilidad de nuevas formas de inclusión social, incluyendo una mayor igualdad, el acceso a servicios y nuevas oportunidades, y la participación y la movilización que refleja la diversidad de las ciudades, países y el mundo”. Pero agrega que la desigualdad y la exclusión abundan en detrimento del desarrollo sostenible: Un tercio de la población urbana del mundo en desarrollo (863 millones de personas) vive en tugurios 7   y más de dos tercios lo hace en ciudades en las que las desigualdades de ingresos han aumentado desde 1980 8 .  

Para remediar esta situación, anota  el documento, es necesario recorrer dos caminos simultáneos:  a) el compromiso político  con el desarrollo urbano inclusivo,  y b)  establecer mecanismos e instituciones  que permitan  facilitar la inclusión, incluyendo decisiones participativas de política, la rendición de cuentas, el acceso universal a los servicios, la ordenación del territorio y un fuerte reconocimiento de las funciones complementarias de los gobiernos nacionales y locales en la consecución de un crecimiento inclusivo.

Sabemos no obstante, que la pobreza, la segregación espacial y la vulnerabilidad de las ciudades y de sus poblaciones no se deben solo a ausencia de decisiones políticas, o a la existencia de mecanismos y de instituciones deficientes.  UN-HABITAT / ROLAC ha publicado diversos estudios que analiza la situación actual de las ciudades latinoamericanas.  En: “Rostros de la Pobreza en Ciudades de América Latina y El Caribe9 ”, detalla la  realidad que vive una gran parte de la población que habita en ciudades de esta parte del mundo, caracterizada por la precariedad material en términos de vivienda, de servicios, de agua, y saneamiento, disposición de desechos, transporte, estancamiento en el acceso a la propiedad, la violencia,  producto  de una situación de exclusión estructural en la cual el riesgo y la vulnerabilidad son el  contexto cotidiano para la mayoría de la población. Existe en el mundo un fenómeno creciente de inequidad en la distribución de los ingresos. Un informe reciente de Oxfam sobre la desigualdad en el mundo10  propone algunas cifras reveladoras. Según este informe, la riqueza mundial se encuentra dividida en dos: La mitad está en manos del 1%  de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante. Así mismo, el 10% de la población mundial posee el 86% de los recursos del planeta, mientras que el 70% más pobre (más de 3.000 millones de adultos) sólo cuenta con el 3%. El informe y otros estudios indican que esta desigualdad se estaría profundizando y haciéndose cada vez más patente allí donde hoy se encuentra la mayoría de la población, es decir en las ciudades.

En lo que se refiere a la relación urbano rural, el documento No. 10 preparatorio de Hábitat III, “Vínculos urbano- rurales11 , señala que:” Las interdependencias entre las zonas urbanas y rurales, sus flujos y funciones se demuestran a través de las dinámicas económicas locales y nacionales, vínculos sociales culturales y sinergias ambientales que se producen a través de la asentamientos humanos. Estos incluyen las remesas financieras, el acceso a la alimentación, la migración, la prevención y reducción de la pérdida de alimentos y residuos de alimentos, servicios de los ecosistemas, los bienes, los servicios sociales, el transporte, el empleo, la energía y los mercados”.

En la perspectiva de garantizar una relación adecuada entre uno y otro, propone una serie de medidas como por ejemplo la planificación territorial, la descentralización, el fortalecimiento de las ciudades intermedias, el desarrollo de mecanismos públicos orientados a la reducción de la pobreza, la atención social orientada a corregir las desigualdades, el fortalecimiento de la conectividad, la protección de los ecosistemas, entre otras medidas.  

Según proyecciones de NNUU, en el año 2025 de 8.3 mil millones de habitantes a nivel mundial, 5 mil vivirán en ciudades, y de ellos 4 mil millones en 27 ciudades de países del Sur con más de 8 millones (21 de estas ciudades se sitúan en Asia). Philippe Haeringer denomina a este fenómeno de expansión urbana incontrolable, “megalopolización12 ”, donde el crecimiento urbano se habría autonomizado de los condicionamientos económicos y sociales constituyendo un fenómeno en sí mismo en detrimento del campo, más allá de la capacidad de las ciudades de acoger o no de manera adecuada a nuevos contingentes de habitantes. 

Más que tener un rol o una función – reservados a áreas cada vez más específicas, las megalópolis – en particular las del tercer mundo -, existen hoy día por sí y para sí. Situación que genera gravísimos problemas de sostenibilidad debido al incremento incesante de la densidad urbana, al tráfico, al ruido, a la contaminación del aíre. Pero que también genera nuevas formas de relación entre ciudad y campo, donde la primera, con necesidad de una cantidad cada vez  mayor  de recursos para su existencia, devora literalmente al segundo económica y ecológicamente.

En materia de vulnerabilidad urbana,  el documento preparatorio No 15 hacia Hábitat III, “Resilencia Urbana”, llama a hacer frente a los  peligros derivados de los fenómenos naturales mediante la “resilencia”, entendida como el reconocimiento del  área urbana como “un sistema complejo y dinámico que debe adaptarse continuamente a diversos desafíos en una manera integrada y holística”  Sostiene que mientras más gente y activos se concentran en las ciudades, hay una gama cada vez más compleja de los choques y tensiones que pueden influir, negativa o positivamente, sobre la resilencia. 

La vulnerabilidad se encuentra estrechamente vinculada con la pobreza, con la segregación socio espacial, con las desigualdades sociales, que hacen que una parte significativa de la población se encuentre localizada en lugares inconvenientes, de difícil acceso, con viviendas de materiales precarios, sin agua, sin luz, expuesta a los fenómenos físicos y a los riesgos cotidianos. Es una realidad el hecho que las mejores tierras en medio urbano son apropiadas por el capital inmobiliario y que por lo general los estados, en la lógica de “promover las inversiones”, habilitan los terrenos y construyen grandes obras de infraestructura física mediante asociaciones público – privadas. 

Sobre la sostenibilidad ecológica y la dificultad para adaptarse al cambio climático  el Informe “Estado de las Ciudades “En América Latina y EL Caribe”, 2012, ONU Hábitat, puntualiza que la demanda de agua en las grandes áreas urbanas de América Latina se incrementó 76% en 15 años; que la contaminación por vertimiento de aguas residuales se está volviendo una constante dado que muchos de los ríos se han convertido en alcantarillado a cielo abierto.  Y que muchas ciudades sufren por la presencia excesiva en su atmósfera de partículas que  tienen impactos nocivos sobre la salud13   Agrega este informe que el crecimiento físico de las ciudades latinoamericanas está provocando una pérdida significativa del entorno natural y lleva al quebrantamiento de los ecosistemas que llega a causar daños irreparables a la biodiversidad14 . Por otro lado, los ecosistemas urbanos tienen una disposición inadecuada de desechos urbanos. La descomposición de los residuos sólidos, contaminan las fuentes de agua y las emisiones de metano deterioran la calidad del aire. 

Sobre la planificación urbana, el documento preparatorio No. 8 hacia Hábitat III, “Ordenación urbana del territorio y diseño”, señala que “existe un creciente consenso mundial de que las estrategias y políticas de planificación urbana contribuyen al crecimiento económico, el desarrollo social y la sostenibilidad ambiental y la resilencia. El reciente debate sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015 hizo hincapié en el desarrollo de los asentamientos humanos incluyentes, seguros, resistentes y sostenibles y la planificación urbana fue reconocida como un medio positivo para dar forma a un futuro sostenible y equitativo. Esto marca un cambio significativo de las percepciones pasadas y énfasis en las estrategias “que limitaban el papel del actor público, mientras que daban un papel preponderante a las fuerzas del mercado”.

A contrapelo de este deseo, Alain Bourdin15  señala que la civilización metropolitana actual está íntimamente relacionada con el mercado y la cultura del consumo: Consumir se ha convertido en una visión del mundo, en un valor en sí mismo. Y los actores principales en la gran ciudad son aquellos que poseen el poder para influir de manera decisiva en las mentes y en los corazones de millones de personas indicándoles qué deben consumir, y qué no, cuándo y por qué; los que imaginan los productos; inventan los comportamientos; formulan las nuevas exigencias de consumo; aquellos que con su producción simbólica alientan el movimiento; y los que poseen los capitales y acumulan las ganancias que este movimiento genera.

Pero el mercado no sólo moldea las expectativas de los habitantes sino también a la ciudad misma, en respuesta a intereses económicos concretos, del capital inmobiliario o de aquellos que proponen privatizar los servicios, por ejemplo, lo que hace de la ciudad un escenario permanente de conflicto en el que los que menos tienen muchas veces sucumben en un escenario que, además, está cada vez más dominado por traficantes, bandas organizadas y narcotráfico.

Por último, en lo que se refiere a financiamiento, el resumen No. 7 de los documentos preparatorios hacia Hábitat III, “Finanzas Municipales”, anota que: “A pesar de su importancia económica, las ciudades están privadas de recursos para el desarrollo. En muchos países, los impuestos locales y otras fuentes de ingresos podrían ser una fuente importante de financiamiento para el desarrollo, pero a los gobiernos territoriales no se les permite ampliar su base de ingresos. En los países en desarrollo, los impuestos locales representan el 2.3% del PIB, frente al 6.4% en países industrializados (…) Los gobiernos locales están bajo presión para hacer más con menos. En muchos casos, las funciones municipales se están volviendo cada vez más complejas y abarca temas de generación de empleo, la inclusión social y el cambio climático. Por lo tanto, tienen que ser creativos sobre la búsqueda de fuentes de ingresos y juiciosos en la racionalización de sus gastos. La mayoría de las ciudades del mundo en desarrollo todavía dependen en gran medida de las transferencias y subvenciones, La estructura de los ingresos locales muestran que la contribución territorial es potencialmente una buena fuente de ingresos locales, pero en la mayoría de las ciudades en desarrollo, la contribución territorial representa menos del 4.3% de los ingresos locales, en comparación con 40-50% en ciudades de Australia, Canadá, Francia, Reino Unido y los EE.UU”.

El financiamiento, crucial para el desarrollo urbano, está estrechamente ligado a medidas tales como la descentralización de los recursos públicos y el establecimiento de mecanismos adecuados de recuperación de la plusvalía urbana. Tiene también que ver con una concepción de desarrollo,  sectorial y piramidal y que debe trocar en otra en la que predominen la territorialidad y la horizontalidad. 

Estos problemas a los que hemos hecho mención ya estaban presentes en la preocupación de Hábitat II, llevado a cabo en 1996, en Estambul, Turquía. Recordemos lo que señala el punto 4 de la Declaración de Estambul: Para mejorar la calidad de vida en los asentamientos humanos, debemos luchar contra el deterioro de condiciones que, en la mayoría de los casos y sobre todo en los países en desarrollo, han alcanzado dimensiones críticas. A tal fin, debemos encarar de manera amplia las modalidades de producción y consumo insostenibles, sobre todo en los países industrializados; los cambios demográficos insostenibles, incluidas la estructura y la distribución de la población, prestando atención prioritaria a la tendencia a una concentración excesiva de la población; las personas sin hogar; el aumento de la pobreza; el desempleo; la exclusión social; la inestabilidad de la familia; la insuficiencia de recursos; la falta de infraestructura y servicios básicos; la ausencia de una planificación adecuada; el aumento de la inseguridad y de la violencia; la degradación del medio ambiente y el aumento de la vulnerabilidad ante los desastres” 16 .

Para ello, Hábitat II estableció determinados compromisos, entre ellos asumir la función social de la tierra y la propiedad, promover la recuperación de las plusvalías urbanas, proteger a las poblaciones vulnerables contra los desalojos, garantizar el derecho progresivo a la vivienda adecuada y promover asentamientos humanos sostenibles. 

Hábitat III no ha evaluado en qué situación se encuentran los compromisos adoptados en 1996 y sobre todo, las políticas establecidas para llevarlos a cabo: El Estado como facilitador y como agente  subsidiario de la inversión privada17 . Quizás esta ausencia de balance crítico de la ineficacia de estas políticas adoptadas veinte años antes – dejar la solución de los problemas del Hábitat casi exclusivamente en manos de la iniciativa privada - haya sido la principal debilidad de Hábitat III, porque al hacerlo, reincide en el error.

Ello explica en buena medida por qué los problemas del hábitat se han agravado a nivel global en las últimas dos décadas y por qué los desafíos que afrontamos son cada vez mayores.

Problemas que no pueden ser solucionados por la Nueva Agenda Urbana, tampoco por la resiliencia, palabra de moda de un enfoque equivocado, porque parte de la suposición equivocada de que debemos adaptarnos a las políticas neoliberales que promueven el desarrollo sin límites. Es decir, aceptar un pacto social desarrollista reenvidado por Hábitat III pero ya derrotado por la realidad.

Necesitamos un nuevo pacto social urbano que involucre a todoxs y que surja de los propios habitantes, no de la resilencia, pero si de sus resistencias frente a las políticas desarrollistas sin limites, de sus redes y de los movimientos sociales urbanos. Un pacto fundamentado en los derechos humanos y del medio ambiente y la responsabilidad hacia esta y las próximas generaciones.


[1] Aplicación de los resultados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat II) y fortalecimiento del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat)

[2] El derecho a la ciudad, el marco socio-cultural urbano, las políticas urbanas nacionales, la gobernanza urbana y desarrollo institucional, la hacienda municipal y los sistemas locales, las estrategias urbano-territoriales: El mercado de la tierra y segregación, las estrategias de desarrollo económico, la ecología urbana, los servicios urbanos y la tecnología y  políticas de vivienda.

[3]  http://habitat3.org/the-new-urban-agenda/documents/issue-papers/

[4]  

  • Participación ciudadana - Tel-Aviv, Israel (septiembre 2015).

  • Áreas Metropolitanas - Montreal, Canadá (octubre 2015). 

  • Ciudades Intermedias - Cuenca, Ecuador (noviembre 2015).

  • Ciudades y Renovación Energética, Abu Dhabi, (enero 2016).

  • Ciudades Inteligentes - Barcelona, febrero 2016).

  • Asentamientos Informales, Johannesburgo (febrero 2016).

  • Financiamiento de la Nueva Agenda Urbana, México (marzo 2016).

[5] septiembre 2014, abril 2015 y julio 2016.

[6] Temas Hábitat III

[7]  Almost one billion people live in slums without basic services and social protection (UN Habitat: 2010/2011).

[8]  La línea de alerta es determinada por las Naciones Unidas cuando los países/ciudades alcanzan un Gini en percepción arriba de 0.4. . UN-Habitat and CAF (2104) Construction of More Equitable Cities: Public Policies for Inclusion in America Latina, Nairobi and Caracas

[9]  UN-HABITAT / ROLAC– Rio de Janeiro – Brasil, Agosto 2005

[10]  INFORME DE OXFAM 20 DE ENERO DE 2014
https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/bp-working-for-few-political-capture-economic-inequality-200114-es.pdf

[11]  Nueva York, 31 de mayo 2015

[12]  La Megapolización del mundo. Del concepto de Ciudades a la realidad de las megalópolis. En Geografía y Culturas, L’harmattan No 6 junio 1993, pp. 3-14

[13]  Entre 2000 y 2004, el promedio anual superó el nivel recomendado por la OMS (20 microgramos/m3).  El mayor responsable de la contaminación atmosférica es el transporte terrestre, pero también la generación de energía eléctrica a base de carbón o aceite pesado y la producción industrial.

[14]  La Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades dispongan como mínimo entre 9 y 11m2 de área verde por habitante. No obstante, los datos recabados entre 2003 y 2008 para 16 ciudades  muestran que la mitad de ellas no cumple con esta recomendación.

[15]  “La Métropole des Individus”, L‟Aube, Essai, Paris 2005.  A.B es Sociólogo y urbanista, profesor en la Universidad de París VIII, Director del Instituto Francés de Urbanismo.   

[16]  http://habitat.aq.upm.es/aghab/adeclestambul.html

[17]  Ver a este respecto con referencia a las políticas de vivienda: “Los Con Techo,  Un desafío para la política de vivienda social,  Susana Aravena et al,  Editado por Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes, Ed. SUR, Santiago 2005.

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