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A propósito de las recientes agresiones contra Carine Clément y otros militantes sociales de Rusia

Los hechos son sorprendentes, ya que están muy juntos en el tiempo y afectan a personas en esferas de actividad diferentes. Pero son sólo una muestra de la tendencia en estos últimos meses a la utilización de métodos criminales para arreglar conflictos sociales. Centenares de militantes, más o menos anónimos, por la vivienda, el trabajo, anticorrupción, por la ecología, por el derecho a la tierra, han sido afectados por estos métodos en la mayor parte de las regiones de Rusia.

Nosotros decimos: ¡Basta!

Hechos

13 de noviembre, 11h: agresión contra Carine Clément, socióloga, directora del Instituto Independiente de Acción Colectiva, comprometida en la plataforma "Unión de los soviets de Coordinación de Rusia" y en la lucha por el derecho a la vivienda. Mientras estaba yendo a una reunión pública de movimientos moscovitas de izquierdas, dos jóvenes le clavaron una jeringuilla en el muslo. Es la tercera agresión contra Carine Clément en dos semanas a contar desde el 24 de octubre, víspera de la acción interregional "Día de la cólera", que consistió en la participación en una jornada de solidaridad sobre los derechos sociales de los movimientos de una cuarentena de ciudades de Rusia. Desde 2005 Carine participa activamente, como socióloga y como militante en el desarrollo de iniciativas sociales, ciudadanas y sindicales independientes.

13 de noviembre, a primera hora de la mañana, es encontrado en el patio de su residencia el cuerpo acribillado a disparos de Mikhail Beketov, redactor jefe del diario "Kimkinskaïa Pravda" y militante del movimiento para la protección del bosque de Khimki (región de Moscú). Está entre la vida y la muerte en el servicio de reanimación de un hospital. Lleva desde hace dos años, con sus compañeros de asociación, el combate contra la destrucción del bosque y las construcciones inmobiliarias especulativas, así como contra la corrupción del poder local.

13 de noviembre, 18:45, intento de agresión contra el líder del movimiento de pequeños propietarios rurales estafados del extrarradio de Moscú, Sergueï Fedotov. Fue atacado por dos jóvenes con bates de béisbol. Consiguió huir en su coche. Desde hace 5 años, los militantes de este movimiento luchan para restablecer su derecho a la propiedad de los terrenos que les fueron robados a raíz de privatizaciones fraudulentas.

En la noche del 13 al 14 de noviembre, a la 1h. de la madrugada, Alexeï Etmanov, presidente del sindicato independiente de la fábrica Ford de la región de San Petersburgo, es atacado por segunda vez en el transcurso de una semana. Preparado para una posible agresión con la ayuda de los compañeros de sindicato que le acompañaban, consiguió detener el ataque (con una barra de hierro) y parar a uno de los agresores, que fue entregado a la policía. Alexeï es conocido por ser uno de los fundadores del nuevo sindicato de Ford que llevó a cabo la huelga más larga y masiva de la historia reciente de Rusia, en noviembre-diciembre 2007.

Un análisis rápido

Los hechos son sorprendentes, ya que están muy juntos en el tiempo y afectan a personas en esferas de actividad diferentes. Pero son sólo una muestra de la tendencia en estos últimos meses a la utilización de métodos criminales para arreglar conflictos sociales. Centenares de militantes, más o menos anónimos, por la vivienda, el trabajo, anticorrupción, por la ecología, por el derecho a la tierra, han sido afectados por estos métodos en la mayor parte de las regiones de Rusia.

Ahora bien, estos no son los que se oponen al régimen, ni incluso, para la mayoría, militantes políticos, sino ciudadanos que han tomado el camino del militantismo en el nombre del restablecimiento de la equidad y la igualdad de todos ante la ley, en el nombre de la dignidad de la persona y de la defensa de los derechos colectivos violados. Las fuerzas del dinero y del poder contra las cuáles ellos se baten ahora esta llegando a las manos. Esto significa que la ola ascendente de resistencias ya no puede ser contenida por la justicia corrupta, el uso parcial de la ley y el descrédito en los medios de comunicación. Esto indica realmente el grado de decadencia del sistema ruso, hipercentralizado, sin contrapoderes reales, sin posibilidad de control real por parte de los ciudadanos, devorado por una corrupción masiva, donde el “todo está permitido” es la norma.

Las reacciones en la misma Rusia son numerosas. Diferentes iniciativas se responsabilizan de organizar las agrupaciones y las peticiones.

Debajo de estas líneas se encuentra la traducción de la petición lanzada por la red de la Unión de los soviets de coordinación de Rusia (SKS).

En estos últimos tiempos se han multiplicado los casos de agresiones violentas contra los líderes de los movimientos sociales y sindicales. Entre los casos más recientes, tenemos las agresiones contra una de las líderes de la Unión de los soviets de coordinación de Rusia, Carine Clément, contra el presidente del Comité Sindical de Ford, Alexeï Etmanov, contra el líder del movimiento por la conservación del bosque de Khimki, Mikhail Beketov y contra el líder del movimiento de pequeños propietarios de tierras estafados, Sergueï Fedotov. Lo que es más, han sido víctimas de ataques muchos militantes mientras luchaban contra la especulación inmobiliaria en las grandes ciudades, lo mismo que muchos militantes de sindicatos “molestos”. Hay casos de asesinatos, en particular en lo que concierne a militantes antifascistas.

No es una coincidencia sino una tendencia evidente: contra los ciudadanos que se movilizan, que intentan restablecer la justicia y defender sus derechos legales, la fuerza bruta es cada vez más utilizada. A falta de argumentos, los poderes contra los que ellos se enfrentan recurren amétodos de bandoleros. En efecto, los comanditarios son diferentes en cada situación, pero la tendencia actual muestra que en Rusia hoy en día se reúnen las condiciones ideales para el desarrollo ulterior de este tipo de uso salvaje del “diálogo social”.

Es el reinado de la no-ley, la ausencia de toda responsabilidad por violar la ley por parte de las personas en el poder o próximas al mismo, la corrupción masiva, la hipercentralización del poder sin ningún control “desde abajo”. La mayoría de estos asuntos “políticos” no son el objetivo de una investigación real, los responsables no son identificados, lo que da a los agresores el sentimiento de impunidad, lo que provoca nuevos actos de violencia contra los militantes.

Nosotros decimos: ¡Basta!

Exigimos investigaciones detalladas y eficaces de todas las agresiones contra militantes sociales, agrupación de todos estos hechos en una categoría particular, establecimiento de una unidad especial en el seno del Ministerio del Interior para investigar estos casos, así como amplia información para la opinión pública durante el transcurso de la investigación.

Exigimos que los agresores sean condenados y cumplan las penas establecidas por la ley, cualquiera que sea el grado de poder de sus protectores.

Declaramos que la violencia y el terror no nos dan miedo, que continuaremos nuestra lucha por los derechos sociales de los ciudadanos del país.

Nos dirigimos al poder del estado para que se posicione como responsable “del orden público”, para exigir que se respete este “orden público” comprendido por las personas que están en el poder. Porque por el momento asistimos sobre todo a detenciones de abuelas y jóvenes militantes en momentos de reuniones en los barrios, de mobilizaciones o de huelgas, mientras que casi no oímos hablar de detenciones de gobernantes corruptos o de empleadores que no cumplen las leyes. ¡Abajo la justicia de dos caras!

En esta situación, afirmamos nuestro derecho a la autodefensa: Utilizaremos todos los medios posibles para garantizar la seguridad de nuestros camaradas.

A 15 de noviembre, la petición ha sido firmada por un centenar de asociaciones, sindicatos, grupos de iniciativas y movimientos de las distintas regiones de Rusia.

Para añadir su firma, escriba a la dirección: info@ikd.ru